“He vivido – dice ella – una vivida lo suficientemente intensa como para haber conocido todos los mundos. Me ha tocado cantar descalza sobre las mesas para los borrachos de Constitución y también en los palacios. Toda mi vida mezclé tango, folclore, chacarera, zambas, música latinoamericana, fados portugueses o una canción del Piaf si la sentía en el estómago.” Volonté insiste en que no le gusta “estar en la jaulita de un género” porque “mi alma y mi cuerpo me piden otra cosa” y porque sabe que es raro privilegio el que ella tiene, ése de poder hacer de su vida, un juego. “Me equivoco muchas veces, pero no tiene precio eso de tirarse por el tobogán y darse un chapuzón de agua helada.”